El sector porcino atraviesa un momento de cambio: presiones internacionales, ajustes en la demanda global, nuevas normativas y una exigencia creciente por avanzar en sostenibilidad. No es la primera vez que el sector se transforma, y en Cárnicas Iruña lo hemos vivido de cerca, adaptándonos en cada etapa con una visión clara: hacer las cosas bien, desde el origen. Hoy, más que nunca, creemos que el modelo que defendemos —basado en integración, control, tecnología y compromiso— tiene más sentido que nunca.

Producimos desde Navarra, miramos al mundo

España sigue siendo líder europeo en producción porcina, con más del 24 % de la producción total de la UE en 2024. Pero no basta con producir. Las exportaciones han caído ligeramente (–0,9 % en volumen y –1,9 % en valor), en gran parte por la menor demanda de mercados como China. El sector ha dejado de ser predecible, y ahora exige especialización, control y adaptabilidad.

Desde Navarra, hemos sabido mirar más allá. Gracias a nuestra integración con el grupo Sigma Kreas y a la certificación SAE, exportamos a destinos como Japón, Vietnam o Sudáfrica, cumpliendo con todos los estándares que exigen los mercados más exigentes.

El consumo interno también cambia

Aunque el exterior se ajusta, el consumo de carne de cerdo en España creció un 3,2 % en la primera mitad de 2024. Y eso nos habla de un consumidor que valora la calidad, la versatilidad y también las nuevas soluciones: cortes limpios, formatos más saludables, productos con menos grasa.

Desde nuestro departamento de I+D, trabajamos precisamente en eso: en ofrecer un producto que se adapte a nuevas necesidades sin perder su esencia. Porque innovar también es escuchar.

La sostenibilidad ya no es opcional

La sostenibilidad ha pasado de ser una promesa a ser una exigencia. Las nuevas normativas en bienestar animal y el foco en la reducción de impacto medioambiental están marcando el camino. Y ahí, nuestra forma de trabajar nos coloca en una posición privilegiada.

Nuestras granjas cuentan con el certificado Welfair™, producimos nuestros propios piensos en Marcilla, reducimos el transporte al máximo y generamos un 35 % de la energía que usamos en la planta de Lumbier gracias a la instalación fotovoltaica.

No ha sido casualidad. Ha sido una decisión de largo plazo.

Apostamos por tecnología y control

En los últimos años hemos automatizado procesos clave, estandarizado cortes en nuestra sala de despiece y optimizado los flujos de trabajo. Esto no solo nos hace más eficientes: también nos permite garantizar trazabilidad total en tiempo real.

Porque el control no es un lujo, es una obligación para quien quiere hacer las cosas bien. En cada bandeja que entregamos hay detrás un sistema que verifica, registra y responde.

Lo que está cambiando y lo que no

Sí, el sector cambia. Cambia el mercado, cambian las exigencias, cambian los destinos. Pero lo que no cambia es lo que defendemos desde el principio: carne de cerdo de calidad, controlada desde el origen, con un equipo que conoce cada etapa del proceso, y con una visión que no improvisa.

Seguiremos creciendo, pero con los pies en el suelo. Con raíces en Navarra y la mirada puesta en el futuro.