A veces, cuando hablamos de cerdo navarro, pensamos solo en el final: la bandeja en la carnicería, el filete en la sartén. Pero detrás de ese producto hay un recorrido completo, hecho de decisiones, personas y tecnología que se conjugan para mantener la calidad y el origen. En Cárnicas Iruña no hay atajos: todo empieza cerca, y cada paso importa.
Origen en granjas certificadas
El primer paso tiene lugar en granjas especializadas de Navarra y provincias limítrofes, gestionadas por Sigma Kreas. Allí, las cerdas madres y los cerdos de engorde crecen siguiendo protocolos reconocidos: el certificado Welfair de bienestar animal, verificado por expertos independientes desde la alimentación hasta el transporte .
En total, hay unas 120.000 plazas de engorde y 15.000 cerdas madres. Es decir, empleo rural, cuidado técnico y tradición se trabajan codo con codo sin necesidad de “marear al animal”.
Pienso propio, crianza local
En Marcilla se produce un pienso formulado internamente, específicamente adaptado para favorecer salud y desarrollo. Esa cercanía permite un control total: más responsabilidad, menos transporte.
La clave: no solo es producido, sino aprobado por veterinarios y equipos de calidad. Es real control y trazabilidad desde el principio.
Planta sostenible en Lumbier
En el polígono industrial de Lumbier, se alza la planta de despiece, una infraestructura de 12.000 m² que supuso una inversión de 13,5 M €. Creció sobre los 11.000 m² de la anterior en Orkoien, elevando producción de 18 a más de 30 M kg al año, y con esa base se proyecta una facturación de 80 M €.
Además, genera más de 50 empleos directos (y más de 100 incluyendo indirectos) . Produce unos 1.200 canales al día (unos 27.000 t al año) y aumenta la capacidad de exportación.
Compromiso ambiental
La planta cuenta con una instalación fotovoltaica que cubre aproximadamente el 35% de su consumo energético. Además, la automatización reduce movimientos internos, optimizando recursos y reduciendo emisiones.
Suma subvenciones del Gobierno de Navarra y fondos europeos dentro del PDR 2014‑2020, que fomentan la eficiencia y el desarrollo rural.
Cerdo navarro, global por vocación
Exportar es mucho más que vender: el cerdo navarro debe cumplir trazabilidad, controles microbiológicos, certificaciones como SAE e IFS, y ajustarse a normativas internacionales. En 2023, logramos 15 M € en exportaciones, y para 2025 proyectamos mantener ese nivel gracias a nuestra entrada reciente en mercados de Japón, Filipinas, Taiwán, Sudáfrica, Colombia y Perú
Un bocado que cuenta historias
Cada bandeja de carne que sale de nuestras instalaciones es el resultado de una cadena de valor que arranca en Navarra y llega lejos. Pero no es solo carne: es un reflejo de cómo queremos trabajar. Con cercanía, con responsabilidad, con compromiso real.
Porque cuando un producto respeta su origen, cuida a quien lo cría y responde a quien lo consume, entonces sí podemos decir que es local con orgullo y global con sentido.