En Cárnicas Iruña tenemos claro que la calidad de la carne no empieza en la sala de despiece, sino mucho antes: en la genética. Por eso, cada decisión que tomamos en origen está pensada para garantizar un producto final homogéneo, seguro y con un perfil cárnico excelente.
Nuestra base genética combina lo mejor de tres razas que aportan cualidades complementarias:
- Las madres, fruto de cruces entre Largewhite y Landrace, aportan fertilidad, docilidad y una gran capacidad de adaptación. Son animales equilibrados, con buen desarrollo muscular y eficiencia alimentaria.
- Los machos, de raza Pietrain 100%, destacan por su elevado porcentaje de carne magra y su excelente rendimiento en canal. Son ideales para obtener piezas con un alto valor comercial.
Esta combinación nos permite trabajar con animales robustos, sanos y con un comportamiento predecible en granja. Pero no se trata solo de rendimiento: un buen diseño genético también contribuye al bienestar animal, reduce problemas sanitarios y mejora la eficiencia global del sistema.
Toda esta genética se controla desde nuestras propias explotaciones, ubicadas en Navarra y zonas limítrofes, con seguimiento veterinario y protocolos estrictos de bienestar animal. Gracias a esta integración vertical, aseguramos trazabilidad total desde el nacimiento del animal hasta el producto final.
Apostar por buena genética es apostar por la estabilidad, por la mejora continua y por un modelo de producción responsable. En Cárnicas Iruña lo hacemos cada día, convencidos de que la excelencia empieza en el campo. Y se nota en cada corte.