No todas las granjas son iguales: otra mirada a la producción de carne de cerdo

18.09.2025

cerdo macho en granja

Cuando se habla de ganadería porcina, a menudo se repiten los mismos clichés: contaminación, animales hacinados, carne de baja calidad. Sin embargo, la realidad es mucho más diversa y no todas las granjas son iguales.

En un contexto en el que la población mundial sigue creciendo, la carne de cerdo ocupa un papel central en la alimentación: representa alrededor del 34 % del consumo global de carne y en 2024 se produjeron unas 116 millones de toneladas en todo el mundo (USDA – Foreign Agricultural Service https://www.fas.usda.gov/data/production/commodity/0113000).

El cerdo en España: consumo y exportación

España es un ejemplo claro de la relevancia del sector. En 2024, los hogares consumieron aproximadamente 816.500 toneladas de carne de cerdo y productos derivados, con un gasto cercano a los 7.707 millones de euros y un consumo medio de 20,5 kg por persona al año.

Pero el impacto va más allá del consumo interno: nuestro país es el segundo mayor exportador de carne de cerdo del mundo y el líder en la Unión Europea, con 2,72 millones de toneladas exportadas en el último año, por un valor de casi 8.800 millones de euros.

Estos datos explican por qué el cerdo es tan importante para la economía y para nuestra dieta. Pero también plantean un reto: producir grandes volúmenes de forma responsable, sin caer en los errores que tanto se critican al sector.

La calidad empieza en la granja

En Cárnicas Iruña creemos que la diferencia no está en producir más, sino en producir mejor. Por eso, en nuestras granjas se controla cada detalle:

  • Alimentación adaptada a cada etapa gracias a la producción de pienso propio.
  • Supervisión veterinaria constante para asegurar animales sanos.
  • Protocolos de prevención y seguimiento que garantizan seguridad alimentaria desde el origen.
  • Bienestar animal certificado, con condiciones de espacio, ventilación y confort.

En la Unión Europea el uso de medicamentos veterinarios está estrictamente regulado. Cada tratamiento tiene asociado un periodo de retirada obligatorio antes del sacrificio, precisamente para asegurar que no queden residuos en la carne. A esto se suman controles oficiales en laboratorio que verifican su cumplimiento. En Cárnicas Iruña seguimos todos estos protocolos y enviamos muestras de manera periódica a laboratorios acreditados, garantizando así que la carne que llega al consumidor es segura y libre de restos.

Rompiendo tópicos

No todo vale. Y no todo es igual. Hay modelos de producción intensivos que han generado una imagen negativa, pero también existen proyectos como el nuestro, donde el objetivo es equilibrar eficiencia, seguridad alimentaria y respeto por los animales y el entorno.

La sociedad demanda productos más transparentes, con garantías de origen y de bienestar, pero también accesibles en precio. El reto del sector porcino está precisamente ahí: responder a esa exigencia con hechos, y no con discursos.

La carne de cerdo no es solo parte de nuestra cultura, también es motor económico y alimento básico en medio mundo. Producirla de manera responsable significa garantizar proteína de calidad a millones de personas, apoyar a miles de familias que viven del sector y hacerlo con transparencia. En Cárnicas Iruña creemos que no todas las granjas son iguales y que la confianza se construye con hechos: trazabilidad, bienestar animal, control sanitario y compromiso en cada etapa de la producción.